Ruth y Antonio, la elegancia de lo natural

Ruth y Antonio, la elegancia de lo natural

La música ha marcado su vida y, por supuesto, no iba a dejar de hacerlo en su boda. Ruth, cantante de ópera profesional, y Antonio, se dieron el sí quiero en la basílica de Santa María de Mar de Barcelona, acompañados de un cuarteto de cuerda que ponía melodía a su historia de amor. La elegancia y la sofisticación se dieron de la mano en una boda donde sobre todo destacaron la naturalidad y la sencillez.

La iglesia gótica de Santa Maria del Mar, famosa por haber inspirado el libro La Catedral del Mar, fue el entorno ideal para contribuir con la altura y elegancia de su nave central a una ceremonia solemne y emocionante a la vez. El gótico religioso dejaría paso a la arquitectura señorial del mismo periodo en una preciosa masía del siglo XII en Vilanova del Vallès, declarada bien de interés cultural, donde se realizó el banquete y familiares y amigos pudieron celebrar con la pareja el feliz acontecimiento.

La novia, que se había preparado en el hotel St. Moritz, eligió un vestido exuberante, con cubremangas de encaje muy delicado que tapaba sus hombros en la iglesia y que contrastaba con la sobriedad del tejido de su vestido, igualmente espectacular, sobre todo por lo original del escote. Emulando un gran lazo que recorría toda la cintura, el extremo del mismo servía para formar este escote y a la vez marcar la bella figura de Ruth. En cuanto al peinado, el pelo recogido pero con volumen, evitaba el aspecto demasiado estirado de algunos peinados, y daba a la novia una frescura iluminada por unos pendientes con perlas. Antonio estaba igualmente elegante con un traje negro con camisa blanca y corbata celeste.

En cuanto a las fotografías, nos inspiramos y servimos mucho del entorno, aprovechando la arquitectura de los diferentes espacios en los que se celebró la boda. Desde el hotel, con su ascensor, los pasillos, hasta la iglesia, pasando por el lugar de la celebración, que también nos dio mucho juego. Combinamos blanco y negro y color, jugando a enmarcar a los protagonistas con los elementos arquitectónicos, ya fueran ventanas, escaleras y puertas. El resultado es sobrio y natural, con el toque romántico que requieren este tipo de fotografías.


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